¡Hola!
Hay un punto importante en la vida del ser humano que llamamos adolescencia. En ella se camina desde ser un niño y se termina el viaje siendo un adulto. Hay ciertas cosas que debemos explicar para que nuestros lectores se sientan mas seguros e informados. Se darán cuenta de que luego de leer esta entrada tendrán muchas cosas mas claras en sus cabezas.
Cómo se vive la sexualidad durante la adolescencia.
La búsqueda del amor y el descubrimiento del sexo son parte fundamental de la adolescencia. El enamoramiento, el amor efímero, los desencantos, son sentimientos y conductas propias de esta etapa de descubrimiento y de exploración.
Para ello los adolescentes buscan información, quieren saber, y por supuesto determinar su identidad sexual, que les va a permitir relacionarse con otros para amar y ser amados.
De a poco irán conectándose con su genitalidad es decir, podrán hacer uso de los órganos sexuales; y para ello comenzará la búsqueda de una pareja, eventual o permanente. El adolescente la necesita para establecer primero esos acercamientos superficiales que luego le permitirán pasar de los besos a las caricias cada vez más profundas y más íntimas, y que en un principio llenarán su vida sexual.
Se estima que, desde los 13 hasta los 20 años, el 88% de los varones y el 91% de las chicas han tenido ya este tipo de actividades sexuales y que, llegado los 21 años, casi el 100% de los chicos tuvo relaciones sexuales.
Para ambos sexos la primera relación sexual constituye un rito de pasaje, un momento de transición a la adultez, marcado por la inclusión del cuerpo y genitalidad.
Tarde o temprano los adolescentes se enfrentan con esta primera experiencia: su primera relación sexual y con ello la pérdida de la virginidad, lo cual suscita a ambos sexos temor y tensión.
¿Actos sexuales o relaciones sexuales?
Podemos decir que un acto sexual está despojado de esa dimensión humana que enriquece esta forma de vínculo. Es, simplemente, contacto genital, que sólo busca un fugaz momento de placer siguiendo los impulsos del instinto. No se cuestiona sobre el otro, con quien comparte la intimidad. Los actos sexuales son efímeros y poco comprometidos.
El destiempo entre la madurez sexual y la madurez afectiva que caracteriza a la adolescencia impide sentir la verdadera plenitud del sexo que implica la unión de seres como la expresión más profunda de intimidad compartida, de placer y de afecto, de respeto y cuidado mutuo, de caricias, miradas y comunión espiritual. Esta es la diferencia entre un acto sexual y una relación sexual. La madurez afectiva permite probar otra dimensión en el sexo más allá de la genitalidad biológica, conducta instintiva que también experimentan los animales al llegar la época del celo. Descubrir que se pueden poner en juego sentimientos y valores en una relación humana inclusive en una relación sexual, superar lo puramente instintivo, es un aprendizaje y una búsqueda, un ejercicio maravilloso y comprometido de libertad, que precisamente nos distingue a quienes pertenecemos a la especie humana del resto de los seres vivos.
La “primera vez”
Esta es una circunstancia sumamente importante en la vida de una persona, en la que pone en juego su intimidad al decidir compartirla con alguien más, con quien supuestamente hay algo en común, un vínculo de unión. Cada uno construye ese vínculo poniendo los “ingredientes” que quiera, pero lo importante es sentirse seguro de que es coherente con los valores que desea aplicar para su vida.
La inquietud por tener relaciones sexuales por primera vez suele surgir a partir de la curiosidad que provoca el sexo. Actualmente se observa que cada vez es mayor el porcentaje de chicas que dicen haber perdido su virginidad, aun sin que esto hubiera ocurrido. Suele suceder que, frente a sus amigas, una joven necesite decir que tuvo relaciones sexuales antes de haberlas tenido en realidad, por temor a ser rechazada por su grupo de pares, por parecer más experimentada que las demás, etc. Los condicionantes del entorno son tan fuertes que arrastran a muchas adolescentes a hacer lo que no quieren o a aparentar lo que no son.
Para los varones, el inicio sexual se hizo mucho menos conflictivo y traumático que en épocas pasadas. La vieja costumbre de mantener las primeras relaciones sexuales con prostitutas cayó en desuso por la facilidad de mantenerlas con la novia o con la chica con la que estén en el momento.
La virginidad es más que un estado físico, es una actitud, de pensar y de sentirse.
Hay un concepto llamado virginidad secundaria.
¿Qué es esto?
Es la opción libre y personal, a pesar de haber mantenido ya relaciones sexuales, de tomarse un tiempo de espera, durante el que se reelabora un proyecto de vida renovado como consecuencia de una nueva mirada hacia la sexualidad.
A pesar de la pérdida de la virginidad física, la virginidad secundaria constituye un tiempo para cambiar y para cicatrizar heridas pasadas.
La “primera vez” es un momento de decisión, que debes tomar libremente y sin presiones de ningún tipo. Debe ser una convicción “de a dos”.Evita acceder a situaciones para las que sentís que no llegó el momento. Nunca se debe decidir “por miedo a”: es corriente escuchar “si no tenemos relaciones mi novio me deja”. Seguramente, podrás charlar esta situación con la otra persona y procurar que se respeten los tiempos que cada uno necesita.
Si bien para ambos sexos es complicada la decisión de comenzar a mantener relaciones sexuales, para las chicas, todavía, hay una carga extra: es común, aun en esta sociedad supuestamente moderna y liberada, que sean tildadas de “locas” o de “fáciles”
Por eso, es importante que, antes de tomar la decisión de mantener relaciones sexuales, realices una reflexión: ¿quiero hacerlo o lo hago porque los demás lo hicieron?, ¿lo voy a hacer porque mi pareja insiste? Es decir: lo bueno de crecer, y lo difícil también, es comenzar a decidir por uno mismo cuestiones muy importantes con responsabilidad. Y esta es una de las primeras decisiones importantes que vas a tomar en tu vida. Ya no hay papá o mamá que se responsabilicen por el cuerpo de uno. Es uno mismo el que debe hacerse cargo. O sea que mirá qué decisión!
